Adicción a los videojuegos: cuatro señales de que debes pedir ayuda per M. Victoria S. Nadal
¿Dónde está el límite entre ser un jugador
apasionado y estar enganchado? Recopilamos cuáles son los síntomas habituales
del abuso a los videojuegos
A principios de este año, la Organización
Mundial de la Salud (OMS) identificó el abuso de los videojuegos como un
trastorno. Esta decisión fue muy criticada por parte de los profesionales del
sector de los videojuegos y de muchos aficionados. También algunos
investigadores y profesionales de la salud mental opinaron que esta inclusión
es prematura, que "podría dar lugar a un sobrediagnóstico y que alimenta
la estigmatización de los jugadores". Pero lo cierto es que, a día de hoy,
resulta complicado marcar el límite entre ser un jugador apasionado o estar
enganchado.
Por eso, los expertos consultados por la
OMS opinan que clasificar el abuso de los videojuegos como un trastorno puede
ayudar a definir los criterios para diagnosticarlo a tiempo en los casos
críticos. Recopilamos cuatro señales de mal uso que indican que los usuarios
deberían pedir ayuda. Cumplir con estos requisitos no implica necesariamente
ser adicto a los videojuegos —al menos hasta que lo confirme un psicólogo— pero
sí son un síntoma de que algo no va bien y podría empezar a ir peor.
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Dejar de lado relaciones sociales, familiares o de trabajo
Como entretenimiento, los videojuegos
sirven para ocupar tu tiempo libre. Reservar tiempo de tu día para jugar
tampoco tiene por qué ser preocupante. El problema viene cuando se convierte en
una prioridad y dejas de hacer otras cosas más importantes por sentarte delante
del ordenador o la videoconsola. Es decir, cuando el juego es lo primero para
ti y lo antepones a salir con tus amigos, pasar tiempo con tu familia, hacer
planes con tu pareja o terminar de hacer tu trabajo. Uno de los criterios
diagnósticos para saber si alguien sufre de adicción a los videojuegos es
determinar si, durante los últimos 12 meses, "ha dado cada vez más
prioridad al juego sobre otros intereses y actividades de la vida diaria".
No ser capaz de limitar el tiempo de juego
Ponerse media hora y acabar enganchado toda
la tarde. Perder la noción del tiempo es normal si sucede esporádicamente. Este
punto no tiene tanto que ver con que el tiempo vuele, sino con que, aun siendo
consciente de que deberías dejarlo por hoy, eres incapaz de hacerlo. En esa
situación, se considera que el usuario está perdiendo control sobre sus
impulsos y que se deja llevar por el placer que le generan las hormonas que su
cerebro está secretando mientras juega.
Jugar
cuando deberías estar durmiendo
Aunque las necesidades de sueño pueden
variar mucho de una persona a otra, hay ciertos límites que, si se cruzan,
pueden ser una señal de alarma. Por ejemplo, mantener al día tus obligaciones
diarias a cambio de sacrificar horas de sueño para poder jugar o cambiar los
hábitos de sueño para amoldarlos al juego: no es lo mismo ser alguien que
siempre ha funcionado bien durmiendo solo cinco o seis horas, que reducir el
tiempo que estás duermiendo para poder jugar. Aunque sea una decisión personal,
no dormir afecta directamente a la salud física y mental y puede perjudicar al
desempeño en el trabajo (más allá de estar cansado) o de las obligaciones
familiares.
Continuar
jugando a pesar de las consecuencias negativas que les causa
Según Vladimir Poznyak, experto en consumo
de sustancias y conductas adictivas de la OMS, una de las claves para llegar a
diagnosticar la adicción a los videojuegos es la incapacidad de dejar de jugar aún
a sabiendas de las consecuencias negativas. Es decir, cuando está afectando a
tus relaciones personales, a tu trabajo o a tu salud física y mental y, aún
así, sigues dándole prioridad y no eres capaz de dejarlo. "El patrón del
uso de estos juegos es a menudo persistente a pesar de la conciencia de un
mayor riesgo de daño para la persona o para otros", explica Poznyak.
Ninguno de estos síntomas por separado
determina si alguien es adicto a los videojuegos o no. Según la OMS, solo se
diagnostica cuando "el patrón de comportamiento es lo suficientemente
grave como para dar lugar a un deterioro significativo a nivel personal,
familiar, social, educativo, ocupacional o en otras áreas importantes de
funcionamiento". La última versión de la Clasificación Inernacional de
Enfermedades (CIE-11), señala que "generalmente es evidente durante un
periodo de al menos 12 meses, aunque la duración requerida puede acortarse si
se cumplen todos los requisitos de diagnóstico y los síntomas son graves".
"Los estudios sugieren que el
trastorno del juego afecta solo a una pequeña proporción de las personas que
participan en actividades de videojuegos digitales", añade Poznyak. Sin
embargo, las personas que participan en los juegos "deben estar atentas a
la cantidad de tiempo que dedican a las actividades de juego, especialmente
cuando se trata de excluir otras actividades diarias, así como a cualquier
cambio en su salud física o psicológica y su funcionamiento social".
El porcentaje de personas a las que afecta
este trastorno en las muestras estudiadas oscila entre el 0,7% y el 27,5%,
según una revisión reciente de la investigación Estudios epidemiológicos
transversales y longitudinales del trastorno por uso de videojuegos online
llevada a cabo por el psiquiatra e investigador japonés Susumu Higuchi. La tasa
es tan amplia precisamente porque hasta ahora ha sido complicado limitar qué
era y qué no adicción a los videojuegos. Si nos centramos en Europa, la
oscilación va entre el 1% y el 10%, según Poznyak. "No cabe ninguna duda
de que el problema existe", señala Poznyak.
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