El derecho de las niñas a soñar
Por Eloisa Molina, Coordinadora de
Comunicación de World Vision
Todos los niños tienen sueños. Las niñas
también, aunque en muchos casos parece que sueñen con menos fuerza porque no
esperan poder alcanzarlos. Este jueves es el Día Internacional de la Niña y hay
mucho que decir y que denunciar.
Pero siempre hay esperanza para soñar con
ser astronauta, salvar vidas como médica o enfermera o luchar por lo que es
correcto como abogada o jueza. Cada niña, cada niño tiene un valor infinito por
explorar y merece tener oportunidades para elegir su propio futuro, comenzando
con la posibilidad de ir a la escuela.
Sin embargo no es así y, especialmente las
niñas, permanecen alejadas de las escuelas, renunciando así a todos sus sueños.
Millones de niñas en todo el mundo aún se ven privadas de sus derechos básicos,
solo porque son niñas. Cada año, millones de niñas en situación de pobreza no
asisten a la escuela, 64 millones son obligadas a trabajar y 23 niñas menores
de edad son casadas cada minuto. Las niñas en el mundo en desarrollo enfrentan
un futuro sombrío. Los números están en su contra: es más probable que se
conviertan en esposas demasiado pronto, que sean víctimas de la trata de
personas o que mueran durante el parto.
Sylvia Twikirize es uno de los 3.314 casos
de matrimonio infantil que existen solo en su región, en Uganda. Tiene 17 años
y estaba en la escuela primaria cuando su cuñada decidió subirla a una moto y
llevarla a casa de su nuevo marido. Permaneció encerrada en la casa del hombre
durante tres días. Por suerte para ella, fue rescatada en su cuarto día de
matrimonio.
“Cuando nuestra maestra escuchó que me
había casado, alertó al personal de World Vision, que a su vez hizo que la
policía viniera y me sacara de la casa. En ese momento el hombre se escapó y
aún no ha sido encontrado”, cuenta Sylvia. Tras su rescate fue asistida para
pasar un examen médico exhaustivo, apoyo psicológico, sesiones de asesoramiento
y fue alentada a reanudar la escuela, algo que ella admite fue muy difícil.
Sylvia lo consiguió, pero muchas niñas en
la región de Albertine, Uganda, no tienen la misma suerte. Según Hannah
Wembabazi, maestra en la escuela primaria de Wambabya, de las 80 niñas que
comienzan educación primaria en la escuela, solo 9 completan su educación.
Matrimonio infantil: 23 niñas se casan cada
minuto
En esencia, el matrimonio forzado infantil
es una violación fundamental de los derechos humanos que arranca a quienes lo sufren cualquier opción
de futuro. A pesar de esta frase lapidaria todos los días, en todo el mundo, las
mujeres y las niñas se ven obligadas a casarse en contra de su voluntad.
Hablamos de niñas y mujeres porque existe
un claro desequilibrio de género, ya que el matrimonio infantil afecta
desproporcionadamente a las niñas. Se estima que, en la actualidad, hay 650
millones de mujeres y niñas que se casaron antes de cumplir 18 años. Una
práctica que está directamente relacionada con la pobreza, la desigualdad de
género, las creencias culturales y la falta de acceso a la educación, siendo
siempre más probable que ocurran en comunidades marginadas. Las niñas que viven
en familias pobres tienen casi el doble de probabilidades de casarse antes de
cumplir 18 años.
La situación es alarmante y el futuro no es
esperanzador ya que sin intervención específica, se espera que antes de 2030 se
casen 150 millones más de niñas menores de edad.
Una de las consecuencias más directas del
matrimonio y con peores consecuencias es, sin duda, el embarazo precoz. En los
países en desarrollo alrededor de 16 millones de niñas entre 15 y 19 años dan a
luz cada año. Las complicaciones del embarazo y el parto son la principal causa
de muerte en este sector poblacional ya que las niñas que son madres antes de
estar preparadas física y psicológicamente tienen un mayor riesgo de
complicaciones, incluida la eclampsia y las infecciones sistémicas. La OMS ya
ha estimado que reducir el matrimonio infantil en un 10% podría contribuir a
reducir la tasa de mortalidad materna de un país en un 70%.
Las adolescentes en el punto de mira de la
cooperación internacional
Las adolescentes son especialmente
vulnerables a diferentes formas de violencia y barreras como el matrimonio
infantil, la presión familiar, el acoso, el embarazo o incluso la simple falta
de productos de higiene femenina.
Es fundamental poner en el foco a las
adolescentes para superar los ciclos de pobreza, ofrecerles educación de
calidad y que puedan perseguir sus sueños y convertirse en creadoras de cambios
en sus familias y comunidades.
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