Cuatro años de guerra en Yemen: la historia de Muqbil, el desplazado que se convirtió en voluntario
Por Ansar Rasheed, oficial de Comunicación
para el Desarrollo en la oficina de UNICEF en Aden, Yemen
Los niños del centro se refieren a él como
Ustaz, que significa profesor en árabe. Puedes verle a distancia. De pie, en
medio de su equipo, Muqbil Said siempre empieza su día resumiendo a sus colegas
el plan de la jornada. Con solo 24 años, este entusiasta voluntario lidera un
grupo de 15 personas. Todas ellas trabajan en actividades sobre Comunicación
para el Desarrollo en las comunidades de desplazados del Centro Bin Waleed, en
la provincia de Aden (Yemen).
Estos voluntarios juegan un papel crucial
en el centro. Trabajan estrechamente con las comunidades para darles
información sobre hábitos vitales de salud, higiene y saneamiento, como el
lavado de manos, la importancia de la atención prenatal y la vacunación de
niños pequeños. Así, la población desplazada puede protegerse mejor frente a
las enfermedades en un entorno muy complicado. También sirven de enlace entre
las comunidades y las personas que les ayudan: trabajadores sanitarios de la
clínica móvil, personal de la escuela, equipo de transferencias de efectivo y
trabajadores sociales y de protección de la infancia.
Muqbi Saif procede de una familia
desplazada. “Dejé Hodeida con mi familia cuando el conflicto se intensificó.
Tuvimos que huir en medio de la noche dejando atrás todas nuestras cosas. No
teníamos ningún lugar al que ir, así que fuimos a una escuela que se había
convertido en centro para desplazados. Había otras 400 familias que buscaban
refugio allí”, recuerda Muqbi. “Tengo una licenciatura en literatura árabe, y
soñaba con ser profesor. Pero terminé siendo una persona desplazada”.
La vida de Muqbil cambió cuando le
seleccionaron para unirse al equipo de voluntarios comunitarios apoyado por
UNICEF y sus aliados. “Cuando me incorporé, fui muy feliz. Siento que, con mi
equipo, puedo contribuir a salvar más vidas promoviendo hábitos vitales. Estar
a diario con los niños y sus familias en el centro me hace sentir orgulloso”,
cuenta contento.
“Siempre está sonriendo. Se sienta con
nosotros en nuestras tiendas y nos cuenta qué podemos hacer para mantenernos a
nosotros y nuestros niños sanos y seguros frente a cualquier daño. Es muy
trabajador, es comprometido y sincero. Y lo más importante, nunca se rinde con
nosotros”, asegura Hamzah, una madre que está con sus hijos en el centro. “Me
hace sentir que, aunque esté desplazada, siempre puedo contar con él, y que
sigo teniendo derecho a información”.
Muqbil tiene muchas historias de éxito que
contar. “Siento que mi equipo y yo tenemos una gran responsabilidad con estas
personas. Hicimos una formación para hacer bien nuestro trabajo. Hace poco
logramos convencer a los padres para participar en una campaña de vacunación de
UNICEF, que garantiza que sus hijos estén protegidos frente al sarampión, la
rubeola y el cólera. Logramos una cobertura del 100% porque nos escucharon y
confiaron en nosotros. También contribuimos a la vuelta al cole de más de 500
niños, porque tomamos nota de sus nombres y se los pasamos a nuestro equipo de
educación para que volvieran a la escuela”.
“Todos le queremos. Le llamamos ‘profesor’
Muqbil porque nos enseña a estar sanos”, explica Rawia, de 11 años, que vive
con su familia en el centro Bin Waleed.
Con el apoyo de sus aliados, UNICEF está
participando en la respuesta integrada para personas desplazadas en Aden. En el
centro colectivo Bin Waleed, UNICEF formó a 15 voluntarios, 6 de ellos mujeres,
en participación comunitaria y metodología para cambiar hábitos. Durante la
formación, los voluntarios aprenden a interactuar con las comunidades
desplazadas y a difundir mensajes vitales a través de sesiones y reuniones de
concienciación, visitas a domicilio, teatro de marionetas, obras de teatro y
clubes de madre a madre, entre otros.
El equipo de Muqbil apoya estas actividades
mediante la promoción de buenos hábitos de salud, nutrición, educación, agua,
higiene y prevención de cólera. Además, participan en campañas de limpieza en
el centro dos veces a la semana, con la participación activa de las
comunidades.
“Me siento feliz cuando veo que las
familias desplazadas han adoptado los hábitos que les enseñamos. Creo que esto
puede marcar una pequeña diferencia en sus vidas”, cuenta Muqbil. “Cada noche,
antes de dormirme, pese a toda la frustración, a las duras condiciones de vida,
a echar de menos mi casa y todo lo que dejé atrás, mantengo la esperanza en mi
corazón. Espero que el conflicto acabe pronto. Sueño con volver a la vida que
siempre quise y con poder trabajar como profesor”, concluye.
Se cumplen 4 años del conflicto de Yemen,
la considerada mayor emergencia del mundo. El 75% de la población necesita
ayuda humanitaria, o lo que es lo mismo, 24 millones de personas, de las que
más de 11 son niños. UNICEF sigue trabajando en el terreno para luchar contra
el cólera, combatir la desnutrición infantil, contribuir a que todos los niños
reciban sus vacunas y vayan a la escuela, y reparar los sistemas de agua y
saneamiento. Además, les ofrece apoyo psicológico para superar el trauma de la
violencia que están sufriendo.
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