¿Por que un incremento de los casos de abuso sexual infantil?

Dr. Antonio Manzanero: "...los padres no son especialistas en la intervención forense con víctimas, y la ciencia nos ha mostrado que no existen indicadores específicos en la detección del abuso sexual infantil..."

Recientemente acudí al V Congreso Internacional de Derecho y Ciencias Forenses, que tuvo lugar en la Universidad Autónoma de Chile. Allí me encontré con una realidad que no esperaba. Continuamente en los medios de comunicación se hablaba de casos de abusos sexuales infantiles, como si se tratara de una epidemia que asolara a todo el país. Por mi experiencia, veinticinco años como psicólogo forense, científico y profesor universitario especializado en Psicología del Testimonio, el gran número de casos me sorprendió. Algunas de las intervenciones en los medios me sorprendieron aún más. Aportaban estadísticas que de ser ciertas deberían llevar a más de la mitad de la población masculina chilena a prisión.

¿Por que tantos casos de abusos sexuales infantiles?

Varias posibles respuestas: a) la sociedad chilena ha enfermado repentinamente; b) siempre fue así, pero antes no se denunciaba, y ahora sí, y c) al menos en parte, algunos de esos casos serían falsos.

La experiencia nos dice que la última de las respuestas podría ser la correcta, aún asumiendo que cada vez se denuncia más. Otros países ya han pasado hace décadas por esta misma situación. Chile comienza a recorrer este camino. Es un buen paso sacar a la luz y perseguir a los abusadores. El abuso sexual es un delito repugnante. Nadie duda de que haya que proteger a los menores. Pero si parte de las denuncias fueran falsas, poco bien estaríamos haciendo por los niños. Una denuncia de abuso sexual implica romper con la vida cotidiana de los menores, pasearlos por estancias policiales y judiciales, y si no fueran ciertos los abusos, el daño psíquico que produce el sistema policial y judicial en ocasiones es mayor que el que provoca un abuso sexual, sobre todo en los niños más pequeños. Estos daños se conocen como victimización secundaria.

Detectar los abusos es una tarea muy compleja, probablemente uno de los principales retos a los que nos enfrentamos. Precisamente por lo que está en juego se necesita de los mejores recursos y los profesionales mejor formados. Generalmente la mayoría de los casos falsos de abusos sexuales se deben a un conjunto de causas: campañas de detección del abuso sexual infantil donde se dan listados de falsos síntomas, que nada tienen que ver con la detección de estos delitos, pero que los padres desde la mejor de sus intenciones y por el bien del menor creen ver en sus hijos; medios de comunicación que sin rigor suficiente linchan a ciudadanos sin pruebas arrogándose el papel de tribunal popular y generando alarma social; programas de televisión que dan una visión distorsionada sobre la prevalencia y características de estos delitos; técnicas forenses inadecuadas, etcétera.

El mecanismo es sencillo. Una vez generadas dudas en los padres sobre si sus hijos pudieran ser víctimas de abusos, harán lo posible por indagar. Pero los padres no son especialistas en la intervención forense con víctimas, y la ciencia nos ha mostrado que no existen indicadores específicos en la detección del abuso sexual infantil (los trastornos conductuales o emocionales no son específicos del abuso y pueden aparecer como consecuencia de una gran variedad de sucesos traumáticos o estresantes). Si no se pregunta de forma adecuada, podemos generar relatos falsos que podrían ser interpretados erróneamente como la confirmación de las sospechas. Después es cuando acudimos al sistema policial y judicial para que nos auxilie. Pero para entonces ya puede ser tarde, el falso relato ya está implantado, y no hay vuelta atrás. Si se corrompe la memoria, ésta termina siendo parte de la biografía del niño, que realmente creerá que lo que recuerda es verdad.

Para terminar de complicarlo, podemos encontrarnos con que el sistema no tenga las técnicas forenses adecuadas o solo trate de confirmar las sospechas de los padres. Si los supuestos especialistas utilizan las mismas teorías erróneas sobre los abusos sexuales y las mismas preguntas sugestivas, reforzarán aún más la falsa memoria. En ese momento los padres ya estarán convencidos de que su hijo fue víctima de un abuso y al niño se le incluirá en programas de psicoterapia reparatoria, y ya para siempre será una víctima. En los abusos sexuales falsos generamos varias víctimas: el menor erróneamente diagnosticado, los padres mal asesorados que lo creen, y el inocente acusado de unos hechos que nunca tuvieron lugar.

Dr. Antonio L. Manzanero

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