¿POR QUÉ MIENTEN LOS NIÑOS?

Paul Ekman
Ed. Paidós, 1999
Nº de páginas: 247
Resumen y traducción: María de la Válgoma

COMENTARIO
Este libro toca un problema tan básico como frecuente, por lo que puede ser de gran utilidad. Aaunque está escrito por un psicólogo experto en el tema, está, sobre todo, escrito por el padre a quien humilla que su hijo adoleswcente la haya engañado. Es eso lo que da más autenticidad al asunto.a Creo que puede ser dew gran utilidad para los padres, como "privilegiados" destinatarios de las mentiras de los hijos. Ante la angustia de los padres ("Sé que Joan miente cuando me dice que no fuma marihuana", o Willy es un mentiroso compunsivo, ¿Lo seguirá siendo cuando crezca?) como consecuencia de situaciones que se presentan casi a diario, el libro ayuda a afrontar con eficacia las mentiras de los hijos. Repito, más válido para los padres que para el Proyecto.

INDICE

CAPITULO 0. Introducción
El autor señala que este es un libro familiar. Escrito por él, por su mujer e incluso un capítulo por su hijo Tom, adolescente, está dedicado a las familias, ya que las mentiras son algo común en los niños, en distintas etapas y es algo que preocupa a los padres. Dado que la bibliografia sobre este tema es escasa el autor, junto a la Dra. O'Sullivan entrevistan a padres, a profesores y a 65 niños. Ekman, psicólogo escolar y psicoterapeuta de niños ha investigado durante más de 20 años sobre el tema que nos ocupa. Lo que pretende con el libro es, sobre todo, dar a los padres pautas para fomentar la sinceridad y acrecentar la confianza entre padres e hijos.

CAPITULO 1. Mentirijillas, trucos y alardes. Los matives del significado y motivación de mentir
Existen muchos tipos de mentiras. Son diferentes en su técnica, en su motivación, en la perspectiva y en el impacto que ocasionan. El autor compara la mentira con otros conceptos afines: Mentir-ocultar Es lo mismo, ya que el propósito es engañar deliberadamente. Esconder no resulta más justificable, moral, ni correcto que falsificar. Son técnicas diferentes de mentir y depende de lo que requieran las circunstancias. Encubrir es más fácil que decir algo falso, ya que esto último requiere más imaginación y memoria. Hay mentiras adecuadas, que son aquellas que salvan del peligro, el dolor, la vergüenza o la turbación. Al ir creciendo los niños adquieren una actitud más favorable acerca de las mentiras altruistas. Las mentiras consideradas peores son aquellas cuyo único propósito era el beneficio propio. Mentir-hacer trampa. e un tipo de mentira con el que los niños están muy familiarizados, ya que es muy común en la escuela. A los 6 años hace trampa un 22%. A los 14 el 49% las hacen en los deberes, ya el 30% de los estuidantes de instituto dicen haber hecho trampa en algún examen de su último curso escolar. Algunos niños no creen que hacer trampas sea igual que mentir. Mentir-delatar. No existe consenso en nuestra sociedad sobre la moralidad del hecho de delatar y los niños reciben mensajes cruzados. Para los adolescentes la lealtad es lo primero. Para el autor ser chivato es malo cuando es el niño el que lleva la iniciativa, cuando la ofensa es mayor y cuando el motivo de la acusación es el rencor. Los motivos principales para mentir: Evitar ser castigado, conseguir algo oque se podría conseguir de otra manera, proteger a los amigos, protegerse de algún daño, ganarse la admiración de otros, evitar una situación embarazosa, mantener la intimidad, demostrar poder frente a la autoridad. En los niños pequeños se plantea com o una broma o un truco.

CAPITULO 2. Por qué unos niños mienten más que otros
Hay una gran variedad de razones por las cuales algunos niños desarrollan una propensión mayor a mentir que otros. Algunas están relacionadas con la personalidad del niño, otras con el entorno o con la edad. En este capítulo el autor se basa en una investigación llevada a cabo por los doctores >Hartshorne y Mag ambos psicólogos en la Universidad de Columbia. Es un amplio estudio en ele que aprticiparon 11.000 niños de más de 19 escuelas, la mayoria entre 11 y 14 años, y del que se publicaron dos libros en 1928. Para saber por qué unos mienten más que otros se centraron en trs características_ la inteligencia, la inadaptación y la personalidad. Y una apregunta: Si un niño miente, ¿tendrá problemas en el futuro? Lo que se deduce de la investigación es que los niños que mienten tienen más desventajas en sus relaciones familiares, en su entorno y en sus características personales. Pero las diferencias no eran muy grandes. Había unos mentirosos que tenian muy pocos handicaps y había sinceros que los tenian. En cuanto a la inteligencia, un tercio de los niños con coeficiente intelectual más bajo mintieron o hicieron trampa. Ninguno de los niños con coeficiente más elevado engañó, tienen menos probabilidades de engañar si el talento les puede llevar al éxito. No está claro si los niños que ienten lo hacen para evitar el fracaso o para evitar el trabajo. Ekman cree, sin embargo, que la inteligencia no es una protección contra a mentira, no podemos creer que porque un niño sea inteligente no va a mentir, lo que ocurre es que puede hacerlo con más habilidad. En lo que sí parece que haya relación es entre mentira y adaptación o inadaptación social. Los inadaptados suelen ser más mentirosos. La mitad de ellos mienten, el 90% de los chicos y el 70% de las chicas en la misma siutación. Entre los niños normales mienten un quinto de ellos y eso es independiente de su condición socioeconómica, raza o sexo. Otra autora, Magda Stothamenloebere demuestra también la relación entre las conductas antisociales como robar o mentir. En cualquier caso las mentiras frecuentes son una mala señal a la que se deben abuscar razones: si se es demasiado estricto o demasiado permisiso, o no se respeta la intimidad del hijo. Es necesario explicar al adolescente lo dificil que es la relación si empera la falta de confianza. Entre los 9 y 12 años empieza la influencia fuerte de los semejantes que tendrá su punto más alto entre los 15 y 17 años, cuando emperazía a bajar. La importancia del mentir sobre el futuro es real. Un estudio hecho en Inglaterra en 1971 afirmaba que el robo, la destructividad, el escaparse de casa y el mentir son los factores más influyentes para que un niño acabe convirtiéndose en delincuente.

CAPITULO 3. La mentira en diferentes edades
Los niños mienten desde edades muy tempranas, y hay diferencias enre niño y niñas: éstas tienen mayor predisposición a mentir. Las mentiras aumentan con la edad, hasta los 6 años. Estas mentiras no son graves y los niños no son conscientes de la gravedad de mentir, porque no será hasta cerca de los 8 años cuando comprendan el concepto de menteira. Hasta entonces piensan que cualquier información falsa, aunque sea equivocada o involuntaria es mentir. Los niños pequeños saben que engañar es malo. A los 5 años el 92% piensa que está mal mentir, frente solo a u n 28% que sostiene el mismo juicio a los ll años. Para los niños de 5 a 9 años la consecuencia de menteir es el castigo, para los de 11 es la pérdida de confianza. Al hacerse mayores mienten mejor. Entre los 10/11 años ya tienen gran habilidad y aprenden a detectar cuando les mienten. Hay momentos en que mentir se hace más dificil, como cuando se sienten emociones intensas, difíciles de ocultar. Aunque no todos los niños se sisenten culpables cuando mienten, la mayoria sí, aunque se matizará mucho si ve que los demás también mienten. En la adolescencia, al rechazarse los valores paternos -como sería el decir la verdad- es una forma de establecer su spropia identidad. Ante la mentira se pueden experimentar muchas emociones, como el miedo a ser descubierto, o el placer por el riesgo o el éxito en a mentira. Existen una seria de aptitudes para mentir: la memoria, planificación, ponerse en el lugar de la persona a la que se miente, pensar y hablar con rapidez, controlar las emociones. Cuando uno se siente seguro engaña menos. En cuanto a la edad hay dos etapas esenciales: la de 3-4 años, cuando los niños empiezan a mentir y la adolescencia.

CAPITULO 4. Opinión de un adolescente sobre el hecho de mentir
Este capítulo tiene una gran importancia porque parte de una mentira muy especial: la del hijo del propio autor del libro a su padre, dedicado durante más de 20 años a estudiar la mentira de los niños y a dar consejos a los padres sobre como combatirlos, un experto en detectar cuando alguien miente, que no fue capaz, sin embargo, de percibir el engaño de su hijo. El niño, de 13 años, había dado una fiesta una noche de verano, aprovehcando la ausencia de lo padres, quienes acabaron enterándose por unos vecinos. Un año después le pidió a su hijo que escribiera esta capítulo sobre el porqué mienten los adolescentes. La razón principal es que la autoridad cohibe, mientras que la falta de autoridad desinhibe y eso es más divertido. Entre la diversión del momento y las posibles consecuencias de la mentira, Tom, adolescente, escoge la diversión del momento. La culpabilidad le empuja a confesar, pero el mal humor con que encuentra a su padre le hace desistir. Tom distingue entre mentiras piadoras -aquellas que no hieren, o protegen- y mentiras sociales, que son más graves -las que plej. se dicen los adultos en sus relaciones amorosas y que son más serias que las que se dicen los adolescente, porque tienen implicaciones en el sexo, el matrimonio y los hijos. No con todas las personas hay que ser necesariamente sincero. Es más importante serlo con los amigos íntimos, luego con las novias/novios, y después con los amaigos normales. A veces se miente o calumnia para marginar a alguien. Las mentiras son más graves a medida que uno entiende las diferentes cosas que pueden conseguirse con la mentira, como poner en ridículo a alguien. Se miente a la autoridad para esquivar el exceso de vigilancia, pero si los mayores mienten los adolescentes se sienten traicionados. A quien más se miente es a los padres, porque están siempre vigilando, para evitar sermones y castigos y porque se tienen más tiempo y más ocasiones. Las mentiras más habituales son las que tienen que ver con la escuela, el sexo, las drogas o lios o peleas. También se miente para preservar la intimidad, por turbación, vergüenza o cosas que no quieren que los padres sepan, o simplemente cuando no se tienen ganas de hablar. Las situaciones más fáciles para mentir son aquellas en que la verdad es dificil de comprobar. Los adolescentes creen que en las relaciones amorosas a veces es necesario mentir. La mentira a los padres puede tener algo de reto, para ver lo listo que uno puede ser. El malhumor de los padres es un factor intimidante, que frena la sinceridad. Tom acaba dando un consejo: los hijos siempre van a mentir, pero mentirán menos si se crean situaciones en las que puedan decir la verdad.

CAPITULO 5. ¿Cómo pueden enfrentarse los padres a las mentiras de sus hijos?
Este capítulo está escrito por la mujer del autor, abogada especializada en temas familiares, quien empieza a destacar la dificultad de educar hoy, cuando un modelo de familia dewsaparece sin que hay otro que lo sustituya. Los padres tienen muchas preguntas y pocas respuestas. Cuando un niño miente los padres pueden sentir en primer lugar cólera, y después culpabilidad, ya que se repite hasta la saciedad que son el ,modelo, que de padres mentirosos, hijos mentirosos. Mary Ann Ekman ha educado a sus hijos para ser honrados, para no mentir. Pero cuando se detienen a pensar descubre que ha dicho ocho mentiras en una semana (sobre su edad, sobre la hora a la que tenia que volver a casa cuando eran adolescentes, mentiras inofensivas), mentiras innecesarias; si hubiese dicho la verdad no hubiese pasado nada. Los padres pueden ser sinceros in necesidad de dar muchos detalles o explicaciones. El niño tiene que aprender que no tiene por qué saberlo todo. Es fundamental hablar con los hijos, de otro modo no se sabe nada de ellos. Hay que vigilar sus compañias y separarlos como sea de los amigos indeseables. Hay que confiar en ellos, no con sermones, sino demostrándoselo en la práctica. Los padres que sistemáticamente desconfian no fomentan la sinceridad. Si reaccionan con ira ante la mentira provocarán miedo y si hay miedo no puede haber buenas relaciones eprsonales. Deben centrarse en lo que provocó la mentira, y en por qué es importante decir la verdad, en especial porque la mentira genera desconfianza y no se puede vivir desconfiando. Hay problemas que lo shijos ante los que no se puede cerrar los ojos, porque requieren ayuda inmediata. Puede haber casos en que la mentira entrañe un peli gro real. La autora del capítulo da una lista de cosas sobre las que los padres deberian estar enterados: los amigos, que hacen en su tiempo libre, que programas de televisión ven, sus estudios, la conducta en la escuela. Si son mayores entraría también el comportamiento sexual, consumo de drogas o alcohol, si conducen y cómo, etc. ¿Qué castigo debe imponerse a un niño que miente? En la tradición americana era muy frecuente el castigo físico. En 1984, una encuesta de la Universidad de New Hampshire descubrió que el 88% de los padres pegaban a sus hijos. "El castigo físico era tan americano como la tarta de cerezas" dice la autora. (Hace una historia del castigo físico en USA, p.179 y ss.) Ella da una serie de consejos: evite el castigo físico, separe el castigo por la mentira del castigo por la falta que ésta encubre, haga hincapié del efecto que la acción tiene sobre los demás, y haga que el castigo se adecue a la falta. Y después pasa a ver lo que ocurre en ciertas situaciones especiales, como el divorcio, las familias monoparentales -con la falta de tiempo y el cansancio del padre o madre solos- los niños que pasan mucho tiempo en la guarderia o con otras personas. Lo definitivo es fomentar la confianza a través del diálogo.

CAPITULO 6. Testimoios infantiles ante un tribunal: La crisis del abuso sexual
Ante la explosión de casos de abuso sexual en USA el testimonio de los niños, que antes apenas se tenía en cuenta, ha pasado a ser muy determinante. Hay videos y libros que animan a los niños a denunciar. También en las disputas por custodia cada vez son más los padres acusados de abuso. Se plantean muchas dudas: ¿se puede inducir fácilmente a un niño a mentir? ¿Se les despierta la fantasia? ¿Puede un niño recordar la verdad con suficiente detalle como para acusar? El autor estudia una serie de casos de abusos colectivos que se produjeron en la década de los 80. Los abogados defensores pudieron desmontar todos los testimonios de los niños, probando como los terapeutas que los habian interrogado les habian inducido a tesificar, buscaron la contradicción de los niños y las de unos con otros, y vieron como se exageraban los testimonios. Freud, Piaget y sobre todo Bettelheim creen que los niños hasta los 7-8 años dificilmente separan fantasía y realidad. Este último toca el tema de las fantasías oscuras de los niños como salida a la ansiedad a sus auténticos temores. Aproximadamente el 65% de las denuncias por abandono y abuso infantil son infundadas, lo que no significa siempre que el niño esté mintiendo

Muchas veces no es el niño el que miente, sino la madre a través de él (en muchos casos como único medio de conseguir la custodia). El autor concluye diciendo que la mentira normalemtne va acompañada de otras acciones negativas, de la ruptura de otras reglas. Cuando se convierte en crónica, puede ser indicio de problemas graves, de desajustes en el niño y en la familia. Si no es tratada, la mentira crónica puede conducir a problemas graves en la edad adulta. Es importante que los padres piensen que los niños mienten porque no confian en ellos. No están seguros de poder ser sinceros con ellos, sin ser recriminados o castigados. El ser firme no está reñido con la compasión. Los padres cuentan de entrada con la confianza del niño, pero a medida que éste va creciendo, tienen que ganársela.

http://www.movilizacioneducativa.net/imprimir.asp?idLibro=62

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