La montaña. (I)


Suena mi reloj, es el despertador. Son las 07:00 am. La apago, pienso que es muy tarde para el día que nos espera. Me pesan los brazos y piernas, llevamos 6 días de campamento y ya estoy muy agotado. Abro la cremallera del saco de dormir con mucho cuidado, no quiero despertar a mi compañero de trabajo y de tienda, él se queda en el Campamento y puede dormir un rato mas. Hago el ritual de todas las mañanas. Me pongo la ropa, mis botas, agarro la toalla y me dirijo para los baños. Al cerrar por fuera la tienda oigo la voz de mi compañero que me dice; “Isaac, disfruta de la montaña y pasadlo bien”. De camino, como todas las mañanas, saludo a los cocineros que ya están preparando la comida, uno de ellos me grita – Isaac, ya hemos preparados el café, tienes que coger fuerza y energía para el día de hoy. En los baños, me miro al espejo- que mala cara tengo esta mañana- estoy bastante motivado para el día de hoy, me aseo y salgo afuera, tenemos que ser agiles para salir del campamento.

Despertamos a los chicos y chicas, les pedimos rapidez, queremos cumplir el horario previsto. Mientras los chicos y chicas se asean vuelvo a revisar mi mochila, no quiero dejarme nada y tampoco quiero llevarme cosas de mas que no me sirvan y que me supongan peso.

Tomamos un desayuno rápido y que nos dé energía, para el primer tramo de la mañana. El autobús ya nos espera para ir hacia el Valle de Pineta que se encuentra a unos 40 minutos en transporte. De camino, con todos los chicos y chicas que me cruzo les pregunto si llevan en la mochila todo aquello que le comunicamos el día anterior, es importante que lleven abrigo y chubasquero, hay muchas posibilidades de que pueda llover. Yo siempre llevo algo de más, abrigo de más, chubasquero de más, etc…pero este año he decido dejarlo y llevar sólo lo necesario.

Antes de subir al autobús me aseguro que los chicos y chicas del Centro de Día lleven todo lo necesario. Me quedo el último, me gusta subir el último el autobús, no se por qué. .. Echo la mirada atrás y veo por última vez el campamento y como los primeros chavales más pequeños empiezan a despertar.

Me acomodo en el bus, busco mi móvil – no sé muy bien donde lo he metido- , escribo a mis padres para decirles que estaremos un día y medio fuera del campamento y que a la vuelta los llamaré, hago lo propio con mi novia. 

Tardamos unos 45 minutos llegar al Parador de Bielsa, punto de salida de nuestra ruta, se nos ha hecho muy tarde, tendremos que apresurar el paso para llegar a hora al Refugio de Goriz. Calentamos, estiramos, damos las últimas indicaciones y empezamos a subir la montaña, lo que yo no sabía, es que ese día iba a ser una experiencia de vida única.

http://educadordemenores.wordpress.com/

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