El doble desamparo de los menores de la DGAIA. Parte I


EL DOBLE DESAMPARO DE LOS MENORES DE LA DGAIA
Por medio de un viejo rockero de la educación social, como es David Jané, nos llega este magnífico análisis de situación o campo del área Residencial con niñ@s y adolescentes en situación de desprotección, en la región de Cataluña. El texto pertenece a Defensem l’Acció Social i Comunitária (DASC) un espacio de debate, de reflexión y de defensa del sector social: de sus trabajadores/as, de estudiantes, voluntariado y de los usuarios y beneficiarios de la acción social comunitaria. Su objetivo es reivindicar y luchar por toda la faena hecha y toda la necesaria, para evitar la exclusión social, la injusticia, la acumulación de poder y la pobreza.

Según la Dirección General de Atención a la Infancia (DGAIA), un CRAE es un “servicio de acogida residencial, para la guarda y educación de sus usuarios y usuarias, donde residen temporalmente con la medida administrativa de acogida simple en institución”. Es decir, los CRAEs son centros donde viven niños y niñas cuya tutela ha sido asumida por la administración debido a que en su núcleo familiar existía un riesgo para ellos/as o no se cubrían sus necesidades básicas. Una vez acogidos, ¿Cuáles son las condiciones de vida de estos/as niños/as?
Los Recortes y las diferencias en la vida cotidiana en los centros
En primer lugar habría que destacar que, aunque debieran, las condiciones de vida de los menores tutelados no son siempre las mismas. En el momento en que la administración asume la tutela, ese/a niño/a es derivado a un CRAE determinado, y las notables diferencias entre unos centros y otros, y en consecuencia en la calidad de la atención a ese/a niño/a, marcarán sus condiciones de vida mientras dure su internamiento. Esta especie de “lotería” que decide los medios de que dispondrán en su vida cotidiana se aprecia con claridad en la diferencia de recursos existentes entre los centros propios (de gestión pública) y los concertados y de gestión delegada (aquellos cuyas instalaciones son propiedad de la Generalitat pero la gestión ha sido subcontratada a una empresa externa).
Los primeros disponen de muchos más recursos económicos, lo que se traduce en plantillas más amplias, sobre todo en el personal de servicios (cocina, chóferes, limpieza, lavandería…) y en que las bajas laborales se cubren con rapidez. La atención a los niños y niñas es por tanto más constante y de mayor calidad. Existe una notable diferencia además en la disponibilidad de actividades extraescolares y de ocio, en la seguridad en el transporte, garantizada e incluso en la calidad de la comida y la ropa que visten.
Comparemos el centro A, un centro propio situado en el Barcelonés, y el centro B, un centro de gestión delegada situado en el Vallès Occidental. Ambos son mixtos y atienden a niños/as de entre 4 y 16 años.
Centro propio
-Se cubren las bajas con suplentes
-Servicio de limpieza formado por cuatro personas.
-2 chóferes, mañana y tarde
-Los traslados se realizan con un chófer y un/a educador/a acompañante
-Personal de cocina propio
-Se compra ropa nueva periódicamente.
-Se fomenta la realización de actividades extraescolares.
-Se realizan actividades de ocio y de carácter cultural en base a criterios de crecimiento personal del niño/a.


Centro concertado o de gestión delegada

-La mayor parte de las bajas se cubren modificando el horario del resto del equipo.
-Servicio de limpieza: acude 3 veces al año. El resto del año, niños/as y educadores asumen esa función.
-Un chófer que asume también labores de mantenimiento.
-Los traslados se realizan con una sola persona y hasta 8 menores.
-Personal de cocina subcontratado formado por 3 personas.
-Un porcentaje significativo de la ropa que visten tiene su origen en donaciones (ropa de segunda mano).
-Las actividades extraescolares solo se realizan si están becadas.
-El ocio viene supeditado a la financiación de organismos externos, que no siempre actúan de forma desinteresada ni aséptica (por ejemplo Soñar Despiertos, que forma parte de la obra social de Los Legionarios de Cristo).

Estas diferencias se han acercado durante los últimos años, pero lamentablemente este hecho no es una cosa que podamos celebrar ya que ha sido como consecuencia de los “recortes” en los centros públicos, que han supuesto un empeoramiento en las condiciones de vida de los niños y niñas que viven en estos centros. También hemos de decir que en los centros concertados y de gestión delegada los medios de que disponen dependen de las condiciones pactadas en la concesión de la gestión, y estas dependen del interés de la DGAIA en valorar el proyecto educativo por encima del económico.
Hay diferencias apreciables a primera vista. No es lo mismo poder gastar x euros por niño y día en comida que poder disponer de un 20 o 25 por ciento más. No es lo mismo, especialmente con alumnos/as de ESO y Bachillerato o módulos profesionales, estudiar con profesores de apoyo con conocimientos específicos en cada materia, que hacerlo con diplomados/as en educación social. Tampoco lo es vestir ropa de primera mano o de segunda, ni ir a excursiones escolares a la nieve con la equipación adecuada o sin ella.
El hecho de que el servicio de cocina esté subcontratado plantea una nueva duda. La empresa gestora subcontrata para ahorrar, la subcontratante asume el servicio porque espera un margen de beneficio, el número de niños/as sigue siendo el mismo y el del personal de cocina también. Entonces, la suma de ese ahorro más ese beneficio solo pueden repercutir en la calidad (o la cantidad) de la comida.

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