Capítulo 7
Javi lleva tanto tiempo en el centro, que no recuerda apenas nada de lo que vivió antes de ser ingresado en el CRAE. Sus padres murieron siendo él un recién nacido, así que vivió sus dos o tres primeros años con su abuela. Pero su abuela era mayor y no pudo hacerse cargo de él. No tenía ningún familiar más que pudiera acogerle, así que el EAIA no tuvo otra opción. El ingreso en un CRAE era su única posibilidad.
Lleva ya mucho tiempo allí. Ha conocido a muchos educadores y, sobretodo, a muchos chicos y chicas que han compartido su vida con él en el centro. Son muchos los compañeros que ya han salido mientras él, ya cansado, sigue allí. A pesar de tener 20 años, todavía no le han dado la opción de volver con su abuela o irse a un piso tutelado por la Generalitat. Y es que Javi tiene una discapacidad que no le permite madurar al mismo tiempo que sus amigos. Tiene 20 años, pero su edad mental es como la de un niño de 15. Joan Sala explica que ya le están comentando al chico la idea de abandonar el centro para irse a un piso tutelado. Y es que, por mucha discapacidad que padezca, no puede estar en el centro de por vida. Y es que un centro es el que permite a un niño no ahogarse en la situación en la que vive. Pero también es el que tiene que darle la posibilidad de volver de donde viene, o bien de buscar otros lugares a los que pueda ir. No se puede permanecer indefinidamente en una balsa porque, por sí misma, es poco sólida y, sobretodo, porque no es para siempre.
Javi ya contempla la idea de irse a un piso. Poco a poco le van enseñado lo que conlleva vivir fuera del centro, todo lo que podrá hacer y los obstáculos que deberá vencer por sí mismo. Con entusiasmo, y desde la inexperiencia propia de un niño, pregunta a gente mayor que él, cómo es vivir en un piso propio, sin nadie que esté encima de ti.
- ¿Es difícil?
- No, es muy guay; puedes hacer lo que quieras y cuando quieras. Pero,…
- Pero,… ¿es difícil?
-No. No es que sea difícil. Pero vivir por tu cuenta conlleva muchas responsabilidades. Y tienes que ser responsable.
- ¿Qué responsabilidades?
- Pues has de pagar cada mes el alquiler, la comida, has de limpiar, lavarte la ropa,… En fin, tienes que hacer tú lo que en el centro te hacen ¿entiendes?
- Sí claro, es lo malo.
Pero le da igual las complicaciones que pueda tener una vez se independice. Es demasiada la ilusión que tiene por esa nueva forma de vida. Y es que es demasiado el tiempo que lleva en el centro residencial de Osona. Es demasiada la gente que ha entrado y salido mientras él todavía continúa allí.
Además, ahora la gran mayoría de niños internos en el centro son muy pequeños. La mayoría tienen entre 5 y 8 años, y él se siente muy mayor allí.
“Además, no hay ninguna chica. Bueno, hay niñas, pero son pequeñas. Vino hace poco, en verano, una chica de 16 años, bastante guapa, pero sólo estuvo aquí unas dos semanas“.
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